jueves, 15 de enero de 2015

El coñazo catalán.


Por allí se va a Madrid.
Nuestro común amigo Artur Mas ha convocado con casi nueve meses de antelación elecciones autonómicas, no sabemos si plebiscitarias. Hábil estrategia para conseguir el empacho de todos los españoles respecto de lo que algunos denominan finamente la cuestión catalana y que yo, de manera más tosca pero descriptiva, prefiero como tantos otros llamar el coñazo catalán.

Esta matraca catalanista, este amagar y no dar, esta amenaza constante con un pretendido marcharse “si no se nos reconoce nuestra especificidad”, ha llegado a causar más hartazgo que temor en el resto de los españoles. Porque todos sabemos, al igual que saben ellos, que no hay en la historia ninguna secesión sin una guerra de independencia previa, y no veo yo a los Mas, Homs, Junqueras, Tardás, Forcadells, abandonar sus enmoquetados despachos para empuñar un fusil o una azada y ponerse al frente de la horda revolucionaria que arremeta contra la guardia civil (¡o los propios mossos d’escuadra!).

Porque ¿de qué especificidades estamos hablando? ¿La lengua? Lo único que les falta es la prohibición radical a pensar en castellano en Cataluña. ¿La cultura? La Generalitat tiene el 100% de competencias sobre la materia, y enormes cantidades del dinero de todos los españoles se destinan a su promoción (de la buena y de la mala). ¿La Hacienda Catalana?¡Aaaaamigo! Aquí está el quid de la cuestión. ¡La pela es la pela! La exigencia de un concierto económico con el Estado en línea con el infumable cupo vasco, y no digamos del escandaloso y encubierto cupo navarro (muy ilustrativa es la reflexión que hacía Juan Mari Bandrés ya en 1983 http://elpais.com/diario/1983/11/15/economia/437698803_850215.html), es lo que ha hecho de detonante de este penúltimo chantaje. La justificación es la entelequia de una Cataluña como sujeto fiscal, saltándose a la torera que éste es el ciudadano, viva donde viva, y que, efectivamente, de lo que se trata es de que los que más tienen paguen más para que los que menos tienen vivan mejor.

Últimamente, y además de esas reivindicaciones tradicionales, tomó fuerza otra: la de la jurisdicción exclusiva catalana, para que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña fuera la última instancia, y así impedir que la Audiencia Nacional o el Tribunal Supremo español pudieran entrar a conocer de asuntos catalanes. No se les puede negar que fueron previsores. Ya veían venir todo el tema de los Pujol y el chiringuito financiero catalán que les acompaña (en el que está pringada toda la burguesía catalana), y ahora con la ciudadanía más alerta ante los corruptos y más difícil de distraer con banderitas (aun así algunos siguen picando) y pretendidos ataques a Cataluña, iba a resultar más difícil escaparse que cuando lo de Banca Catalana. No es casualidad que esa reclamación tome fuerza tras el último estudio de la Comisión Europea sobre la corrupción política e institucional, que sitúa a Cataluña como la región más corrupta de España y una de las peor gestionadas de la UE (puesto 130 de 172 del ranking de "calidad del Gobierno", a la altura de algunos de los territorios más corruptos de Europa, situados en Italia, Grecia y las repúblicas exsoviéticas).

Pero tampoco hay que negar la habilidad de un Mas que se ha enganchado ahora a un independentismo que despreciaba para distraer a los catalanes de su seguidismo en lo económico de ese Rajoy al que tanto denuesta y cuyo austericidio merkeliano sigue a pie juntillas. De momento le ha ido bien, y frente a la contestación en toda España contra los recortes económicos, sociales y de libertades, ha podido sortear su responsabilidad en el asunto señalando a una España que les roba y haciendo desfilar tras la cuatribarrada a los mismos ciudadanos a los que pisotea (¿se acuerdan de la utilización de Gibraltar por Franco?).

La búsqueda del encaje de Cataluña en España. Vano emprendimiento el de quienes apuestan por fórmulas federales (mi opinión ya la plasmé en http://estabanavisados.blogspot.com.es/2012/09/rubalcaba-el-nacionalismo-todo-es-de.html), por cualesquiera otras o por el “buenismo” de llamar a las partes (sean quienes sean éstas) a un indefinido diálogo sobre asuntos de los que, por otro lado, no pueden disponer por sí solos. Nunca se llegará a una solución, pues siempre quedarán agravios por inventar, parcelas de poder a las que aspirar o diferencias artificiosas que explotar.

Hoy, como siempre, se trata por la oligarquía catalana de la búsqueda del privilegio. Un privilegio que les permita mantener su corrupto chiringuito sin injerencias exteriores. Y lo más triste y grotesco es que hijos y nietos de inmigrantes tratados como mercancía por la burguesía catalana en el franquismo, se muestran hoy dispuestos a dar su sangre para que éstos mantengan su cortijo y continúen explotándoles a ellos y a sus hijos como ya hicieron con sus padres y sus abuelos (tal vez, el personaje más ridículo de esta historia (y ya hay que afinar) es ese David Fernández Ramos, líder independentista de la CUP, que, de padres labradores zamoranos, no ha encontrado otro medio de catalanizarse que intercalar una i entre sus españolísimos apellidos).

No recuerdo quién dijo que lo único que une a todos los españoles es que ninguno quiere serlo. Pues bien, amigos Mas, Homs, Junqueras, Tardás, Forcadells, Fernándeces (¡!) y todos los que se arropan con vosotros bajo la estelada, ha sido un largo viaje para volver a casa. Benvinguts!

Termino con un enlace que cuenta la historia oscura de este Artur Mas flamante redentor de independentistas y que yo desconocía: http://www.tiempodehoy.com/espana/la-historia-desconocida-de-artur-mas