martes, 25 de septiembre de 2012

Rubalcaba: el nacionalismo (todo) es de derechas.


Alfredo Pérez Rubalcaba pretende inocular la vacuna del federalismo para terminar con el independentismo catalán. Vana ilusión. Los nacionalismos en España no tienen ni tendrán final porque el nacionalismo es un chollo. Aquí han aparecido partidos nacionalistas en todas partes, incluso en Madrid (o lo que es incluso más risible, en Canarias), porque en este país, los nacionalistas, los líderes de los partidos nacionalistas, han sustituido con éxito a la gran figura de la política española de todos los tiempos: los caciques. Y los caciques lo que siempre han querido y quieren es que el pastel no se lo reparta nadie sino ellos.

El problema de los nacionalismos radica en el artículo 150 de la Constitución, que permite transferir competencias estatales a las Autonomías. Esto es el cuento de nunca acabar: jamás van a terminar las reivindicaciones autonómicas porque siempre hay nuevas esferas de poder (y de dinero) que conquistar.

Está claro que las Autonomías han sido muy útiles para la distribución de la riqueza y para el desarrollo armónico de España en los últimos años. Pero también es cierto que la deslealtad de los gobiernos de algunas de ellas ha provocado un estado de tensión permanente en las relaciones Estado-CCAA y, lo que es peor, entre los ciudadanos de las diferentes regiones de España. Ahora, además, y por culpa de la crisis económica que padecemos, algunas de cuyas causas tienen origen en el despilfarrador e ineficiente estado autonómico del que nos hemos dotado, las autonomías suponen un lastre económico casi imposible de salvar (un buen reflejo de esto son ridículas instituciones autonómicas que pagamos con nuestros impuestos, como el absolutamente innecesario Servei Meteorològic de Catalunya, cuyo extenso y caro organigrama puede consultarse aquí: http://goo.gl/baQiK).

Amigo Alfredo: ¿de verdad crees que en un estado federal los nacionalistas catalanes iban a cerrar sus inconstitucionales “embajadas”? ¿De verdad crees que se iba a dejar de tergiversar la historia de España en los colegios para alentar las ensoñaciones nacionalistas? ¿De verdad crees que no van a seguir pidiendo más dinero del que les corresponde con base en entelequias de déficit fiscal?

España, y eso te lo dirá cualquier constitucionalista, es ya un estado federal de facto. Los landers alemanes, los estados federados de EE.UU., los de Méjico, etc., no alcanzan el grado de autogobierno del que gozan Cataluña o el País Vasco.

Pero esto no importa: siempre va a aparecer un Ibarretxe o un Mas que tense la cuerda para que el resto de España, atemorizado (o eso creen ellos) ante la amenaza de la secesión, ceda a su chantaje.

Este estado de cosas sólo tiene una solución: la reforma constitucional, sí, pero de tal manera que, con la experiencia adquirida en estos años, se reduzcan las competencias autonómicas al límite necesario que asegure una mejor eficiencia en la gestión de los recursos públicos. Menos política y mejor gestión. Menos nacionalismo y más solidaridad. Porque es curioso que los nacionalistas más beligerantes sean siempre los de las regiones más ricas. Y si para ejemplo vale un botón, miremos a la Liga Norte italiana, que como aquí los partidos nacionalistas catalanes, pretenden no tener que contribuir con los recursos generados en su territorio al fondo de solidaridad que permite el desarrollo de las regiones más desfavorecidas del país.

Alfredo: hace ya tiempo que debimos quitarnos el complejo nacionalista periférico y dejar de pensar que la posición normal en el mundo de un catalán, un vasco o un gallego es el nacionalismo, y que, por tanto, el progresismo debe seguir esa misma línea. No señor. El progresismo debe seguir la línea de la libertad, de la solidaridad, de la justicia, de la fraternidad y de la igualdad entre los ciudadanos y entre los pueblos. Y estos valores son incompatible con el nacionalismo catalán, el vasco, el español o el nacionalsocialismo alemán, que, al final, en cuanto excluyentes por antonomasia, acaban convergiendo en lo mismo. Y si el PSC no está de acuerdo, pues que presente listas propias en las próximas elecciones, que ya está bien de templar gaitas.

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