miércoles, 4 de abril de 2012

¿Y qué dice la Iglesia...


…de la ciudad del juego en España?

¿Cuál es su posición pastoral con respecto a un negocio que estimula los más bajos instintos de los ciudadanos?

No por casualidad a Las Vegas, la de verdad, se le conoce con el sobrenombre de sin city. ¿No va a abrir la boca Rouco sobre el proyecto español de la ciudad del pecado? ¿O tal vez piensa ya en celebrar en ella la próxima Jornada Mundial de la Juventud? Desde luego los chavales se lo iban a pasar mucho mejor, aunque, eso sí, en lugar de dormir en iglesias de barrio, tendrán que albergarse en casinos, salas de fiesta y prostíbulos. ¡Qué se le va a hacer!

A mí, que soy un rojo demoníaco, me llama la atención como dos partidos (PP y CiU) de esencia católica (o al menos eso dicen ellos), con dirigentes (algunos) de misa diaria y escapulario en el bolsillo, se estén disputando como lobos hambrientos la carroña del juego, la droga, el alcohol y la prostitución.

Lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas. Es un conocido adagio americano sobre el despendole sin consecuencias que se ofrece y se busca en esa ciudad por los ciudadanos estadounidenses de bien, esos que leen la Biblia a diario y que tienen en la boca a Dios y en la mano la pistola. Y eso parece que les hace tilín a los Aguirre, Botella, Montoro, Rajoy, Mas, Trías, Durán y todos los demás. A mí no me cuesta trabajo imaginarme a la Aguirre y a la Botella, cachondas donde las haya, de rodillas en la cama, en ropa interior, con una botella espumosa de champán en la mano y con la corbata de un musculoso y complaciente gigoló (liberal, eso sí), en la cabeza. ¿Y a usted?

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