lunes, 28 de noviembre de 2011

Hemos perdido el centro. ¡Por fin!

Las elecciones las gana quien gana el centro. Eso es lo que dicen y en esa estrategia se diseñan, no sólo las campañas electorales, sino también, parece ser, las acciones de gobierno.

No voy a entrar a discutir si esto es cierto o no, pero, en cualquier caso, aquella afirmación es incompleta, al menos para el Partido Socialista. Porque si es verdad que las elecciones se ganan con los votos de centro, no lo es menos que se pierden por la izquierda; en especial con los votos que no depositan en las siguientes elecciones los votantes de izquierdas desencantados de las políticas tibias (y a veces más que tibias) de los gobiernos socialistas.

Vistos los análisis publicados por los medios de comunicación sobre a quiénes han ido los votos del PSOE y de dónde han venido los del PP, parece que hay dos realidades incontestables: por la izquierda se han ido a la abstención y a Izquierda Unida (aparte de a algún otro partido minoritario), y por la derecha a UPyD. Los que han ido al PP (que sólo ha obtenido 500.000 votos más que en las elecciones anteriores), son muy poquitos, gracias a la irrupción del partido de Rosa Díez, que se está haciendo hueco como partido de centro, o, mejor dicho, como refugio de los centristas que votan ocasionalmente al PSOE y de los centroderechistas que no comulgan con los rancios pronunciamientos del PP en cuestiones sociales.

De continuar esta tendencia, se abre un panorama en el que el PP pasará a ser el partido de derechas sin complejos que anhelan muchos de sus votantes, UPyD el partido de centro con el objetivo de convertirse en bisagra (como todos los partidos de centro que en el mundo han sido –salvo la UCD de los primeros tiempos), y el PSOE, por fin, el partido que dé respuesta de una vez por todas a las demandas ya inaplazables del votante de izquierdas de este país.

Por eso yo me alegro de la irrupción de UPyD, en cuyo favor (y por ser de estricta justicia también) hay que reformar la Ley Electoral para que todos los votos valgan lo mismo. Lo mismo cabe decir de la tradicional sub-representación de Izquierda Unida, que ha dejado de ser perjudicada por la llamada al voto útil contra el PP. (Y con esta reforma, de paso, terminar con la dependencia de partidos nacionalistas periféricos para garantizar la gobernabilidad de España).

Y es que yo no estoy seguro de que sea beneficioso para el PSOE (para el socialismo desde luego que no) esa denodada lucha por un centro político voluble y que condiciona alguna de las señas de identidad del socialismo español. Porque, ¿cómo es posible que tras dos décadas y seis legislaturas de gobiernos socialistas todavía tengamos pendiente de resolución cuestiones como la correcta ubicación de la Iglesia Católica en la vida pública española o la laicidad de la enseñanza?

Los gobiernos del PSOE han significado siempre un enorme avance en cuestiones sociales respecto de los grises periodos gobernados por la casposa derecha española. Por eso da más rabia que, tras cada uno de los dos periodos de gobierno del PSOE, tengamos la sensación de que hemos perdido por haber decepcionado a “los nuestros” o, como se suele decir desde la cúpula del partido, “por no haber sabido explicar nuestra acción de gobierno”.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Todos los días pasa un tonto por la estación de Atocha.

Las inmediaciones de la estación de tren de Madrid han sido siempre escenario de timadores que, faltos de escrúpulos, se aprovechaban de los pobres paletos que, con su maleta de cartón atada con una cuerda, venían a la capital a intentar buscarse la vida escapando de las penurias del mundo rural. Ingenuos como eran, no dudaban en dar crédito a trucos tan viejos como la estampita o el tocomocho. Nos sorprende que todavía en nuestros días, estos mismos timos, tan soberbiamente interpretados por Tony Leblanc en el cine español, sigan teniendo éxito, pero no debería extrañarnos cuando el fundamento de los mismos es la cómplice maldad de quien finalmente acaba cayendo en ellos. Por eso mismo no compadecemos al timado, cuyo propósito inicial era aprovecharse de otro que se presentaba ante él en una posición de necesidad. Esto es lo que diferencia los timos clásicos de otras estafas más modernas y elaboradas: en aquéllos se castiga la codicia; en éstas se penaliza sólo la ingenuidad.

Mariano Rajoy comparece a las elecciones no como un timador clásico que busca la corrupción moral del engañado, sino como uno de esos taimados estafadores modernos que embaucan al personal con promesas vanas sin siquiera requerir de ellos esa complicidad que les hace tan moralmente execrables como a quienes finalmente acaban obteniendo el provecho económico que arteramente prometen. Se ha presentado ante nosotros con la desfachatez de pedirnos el voto sin decir una palabra de lo que va a hacer con él. Y, parece ser, una gran mayoría de españoles está dispuesta a dárselo.

Es curioso que, lo que en otros órdenes de la vida nunca haríamos, en política estamos dispuestos a aceptar. Porque, ¿quién entregaría su hijo a un desconocido que un día se presenta ante su puerta sólo basándose en la absurda promesa de que va a hacer con él lo que al niño más le conviene? ¿Y si ese desconocido viene, además, con el único aval de unos correligionarios que en otras partes ya han mostrado sus insanas perversiones?

El Partido Popular nos pide el voto sin desvelar ni una sola de sus intenciones. Y yo acepto que a quienes sean irremediablemente peperos y a quienes intuyan que se van a ver beneficiados económicamente por su política (porque siempre lo han sido), les parezca bien. Pero todos aquellos que no son ciegos partidarios ideológicos de la doctrina aznarista, tienen que hacerse valer un poco y exigir un mínimo compromiso, especialmente los que saben perfectamente que la clásica política del PP de convertir en el negocio de unos pocos lo que es derecho de todos les va a perjudicar económicamente.

Porque en estos tiempos de imperio rampante de los mercados y de retorno de las políticas económicas thatcherianas, tenemos que aprender de la derecha: dejar de lado ideologías y votar pensando en el bolsillo. Pero en el nuestro, no en el suyo.

martes, 8 de noviembre de 2011

El debate del debate.

Curioso mundo éste en el que lo más importante de un debate entre los dos candidatos a Presidente del Gobierno de la Nación (ahí es nada) para los próximos 4 años, es discutir sobre quién lo ganó.

Porque esto no es un partido de fútbol, en el que gana quien termina los noventa minutos con el marcador a su favor. No. Aquí hay que establecer unos parámetros, más o menos subjetivos, para dar un veredicto.

Un ingenuo podría pensar que quien tiene un buen programa y lo presenta mejor es el que gana. Pero ingenuos quedan pocos (o muchos: ya veremos el 21 de noviembre). Parece que de lo que se trata es de ver quién se sale con la suya: Rubalcaba de justificar la política del anterior gobierno y de presentarse para el futuro como el garante de la conservación de las conquistas sociales de los trabajadores, y Rajoy de mantener oculto su programa, de no decirnos que va, como suele hacer la derecha, a gobernar para los que lo necesitan menos.

Los medios hoy, en general, dicen que fue Rajoy quien mejor lo hizo, esto es, que logró salir del debate sin desvelar uno solo de los cogotazos que nos tiene preparados para la próxima legislatura. Y para ello no tuvo reparos en decir que él no se había leído su propio programa (eso ya lo sabíamos todos: la única lectura que se le reconoce en los últimos años es el Marca).

Y ahora, ya que no hay más debates, a los ciudadanos nos toca elegir: al aclamado como ganador del debate, o a quien sólo ha conseguido sacarle al otro que ni se ha leído su propio programa ni le interesa lo más mínimo lo que ponga en él.

Queda un último esfuerzo para que los tres millones de españoles que dicen que irán a votar pero que no saben (o no quieren decirlo) a quién, reflexionen sobre qué partido está en condiciones de garantizar mejor que el tránsito por los años duros no se va a hacer recortando derechos, y sobre qué partido va a aprovechar la coyuntura para terminar con las conquistas sociales de los ciudadanos y, de paso, hacer objeto de negocio todas y cada una de ellas. Tampoco estaría de más esta reflexión en los presuntos izquierdistas que nunca votan porque todos son iguales (de los anarquistas de derechas mejor no hablar, porque éstos sí que cada cuatro años son fieles a la llamada del cornetín pepero).

Habida cuenta de que en Madrid la Espe sigue sacando mayoría absoluta pese a las barrabasadas que viene haciendo legislatura tras legislatura, yo no soy muy optimista en lo que al número de ingenuos se refiere...

sábado, 20 de agosto de 2011

Siria Capital Madrid.

Ayer pudimos ver en televisión, casi sin solución de continuidad, imágenes del brutal comportamiento de los soldados sirios con los disidentes detenidos (patadas, pisotones, puñetazos…) e imágenes del chulesco y no menos brutal, arbitrario e indiscriminado comportamiento de la policía nacional en Madrid. La única diferencia era que los ciudadanos sirios estaban atados, con los ojos vendados y metidos en un camión (con lo que su destino me temo que va a ser más que complicado).

Para empezar, me resulta increíble el hostil tratamiento que ha recibido la marcha laica frente a la entrega de la ciudad a los representantes de las sectas católicas ultraconservadoras, con total desprecio a nosotros, los ciudadanos que pagamos los impuestos que luego utilizan como quieren.

Parece que esos muchachitos pueden hacer lo que les dé la gana, ahora hasta colarse en el metro. Sin embargo, quienes reclaman el cumplimiento de la Constitución son reprimidos a palos por quienes están obligados a defender los derechos de todos los ciudadanos. Porque si nosotros que no somos partidarios defendemos el derecho de los católicos, de los islamistas, de los judíos… a practicar, incluso en público, sus religiones, exigimos el respeto a nuestra ideología laica y el derecho constitucional a expresarla también en público.

Como decía, los policías sirios, perdón, españoles, han tenido un comportamiento en algunos casos criminal. Lo hemos visto todos: agresiones injustificadas, palizas a fotógrafos, porrazos a muchachas que pasaban por ahí, el bofetón del chulo con porra a una mujer (esperemos que este cobarde no se lleve “trabajo” a casa), y demás reminiscencias a grises franquistas. Esto es intolerable y el responsable, al tiempo que es procesado si procede, tiene que ser despedido. Primero el policía responsable y después quien le manda.

La Subdelegada del Gobierno en Madrid, que no sé cómo se llama ni me importa, tiene que, o bien marcharse a casa, o bien entrar a saco en los responsables directos de los abusos policiales. Y si esa señora se limitaba a cumplir las órdenes del Ministerio del Interior, entonces tiene que marcharse quien las dio. Y si se llega al Ministro, pues se llega.

Bastante nos cuesta explicar las medidas económicas regresivas del gobierno progresista para ahora tener que lidiar también con la brutalidad policial y el cercenamiento de la libertad de expresión de los ciudadanos. ¿Qué nos va a quedar como seña de identidad, ZP?

jueves, 23 de junio de 2011

El éxito de la corrupción moral vasca.

Ya se consumó el asalto al poder de Bildu/Batasuna/ETA. Por si alguien lo dudaba, el discurso del nuevo Diputado General de Guipúzcoa, Martín Garitano no deja lugar a engaños: conflicto vasco, victimización de los verdugos, negociación ETA-Estado, asesinos entre los invitados a la toma de posesión y demás lindezas.
Esta alta representación, unida a la toma del poder en cientos de ayuntamientos, refleja el éxito, no de una ideología, que se puede ser independentista sin ser filo-asesino, sino de un estado de vileza moral de una parte importante de la ciudadanía vasca.

Hablamos, y con razón, de la degeneración ética de los valencianos, que apoyan mayoritariamente a un gobierno mordido por la corrupción económica. ¿Qué no pensar de esos ciudadanos que votan a los que asesinan, coaccionan y han convertido el País Vasco para aquellos que no comulgan con los independentistas en un campo de concentración?

Ya se ha dado el primer e importante paso: desproteger a los amenazados por ETA. Ahora, con un montón de dinero para gestionar y mucho poder e información para coaccionar, el itinerario de ETA para la limpieza étnica del País Vasco está más despejado.

El País Vasco recuerda los inicios de la Alemania nazi, en la que gracias a los votos de millones de “ciudadanos de bien”, asesinos psicópatas tomaron las riendas de un país mientras aquéllos les jaleaban y la mayoría de los demás miraban para otro lado cuando los trenes llenos de judíos pasaban por delante de sus casas. Porque también para otro lado miran los “honorables” votantes de los partidos nacionalistas, que en ningún caso tienen como primer punto de su orden del día el respeto a los derechos humanos de sus conciudadanos, el derecho a discrepar de sus vecinos de escalera. Unos mueven el árbol y otros recogen sus frutos, Arzallus dixit.

En el País Vasco hay centenares de miles de “ciudadanos de bien” que no merecen, habida cuenta de su bajeza moral demostrada con el voto, otro calificativo que el de escoria. Uno de ellos, ahora, es Diputado General. Ahora, y vista la pifia del Tribunal Constitucional, no nos queda otra que confiar en el Ministerio del Interior. Que sea cuanto antes. 

miércoles, 8 de junio de 2011

Ideología, estupidez y victoria electoral del PP.

Cuando un gobierno que como el de la Comunidad de Madrid ha maltratado hasta el infinito a los ciudadanos; que ha agredido a todos y cada uno de los sectores sociales y profesionales (con la excepción, eso sí, de los empresarios aguirristas); que se ha visto salpicado por tramas de corrupción organizadas; que ha degradado los servicios públicos como nunca hasta ahora; que ha repartido entre los amiguetes los mejores negocios de la región; que se ha convertido en una lacra para todos, incluidos sus compañeros de partido; cuando un gobierno tan nefasto vuelve a conseguir que la mayoría de esos ciudadanos a los que ha perjudicado vuelvan a confiarle su voto, estamos ante una situación que merece un análisis detallado. 

Sabemos ya que los ciudadanos de derechas votan siempre a los suyos. Independientemente de lo que hagan. Votan contra la izquierda, aunque la derecha les esté hurtando derechos y servicios que por derecho les corresponden. Por el contrario, los ciudadanos de izquierdas en este país no tienen tan altas cotas de fidelidad. Habiendo en España una mayoría sociológica progresista, sin embargo el apoyo de estos ciudadanos a partidos de izquierdas, es más limitado y condicionado. 

Así, cuando alguna circunstancia, como fue la guerra de Irak, agita conciencias y corazones, los progresistas dicen basta y se movilizan para echar a la derecha del poder. Pero cuando esto no sucede, entonces hay muchos que “se la cogen con papel de fumar” y encuentran cualquier excusa para quedarse en casa y no dar su voto a alguno de los partidos más cercanos a su ideología. La exigencia de los ciudadanos de izquierdas hacia la acción política de los partidos de progreso hace que, en ocasiones, ésos no tengan reparo en entregar a los conservadores el poder por un quítame allá esas pajas.

Por eso el PP se afana en desprestigiar la política. Su objetivo fundamental es hacer cundir el desánimo entre la ciudadanía y fomentar la abstención, mayoritariamente de izquierdas. Ya no propone nada, sólo critica, emponzoña y hace demagogia.

Luego están los imbéciles. El otro día entrevistaron a un joven en silla de ruedas en la Puerta del Sol, que criticaba al gobierno socialista porque con la Ley de Dependencia lo único que pretendía era dejarle en casa a cambio de un sueldo. Yo no sé si a tamaño majadero, su madre, harta como estará de limpiarle el culo, le habrá echado a patadas de casa. Seguramente no, porque las madres, no como yo, lo entienden y perdonan todo.

El PSOE está así en una encrucijada imposible: aquéllos que más se benefician con su acción de gobierno no dudan en darle la espalda a las primeras de cambio, mientras que del reservorio de votos de la derecha (incluidos los “dependientes”) no va a sacar nada aunque les ponga un piso con piscina.

Y lo malo es que el número de necios no para de crecer.

martes, 17 de mayo de 2011

¿Es éste el futuro del socialismo?

Asombrado estoy del caso de Dominique Strauss-Khan. Y no porque haya intentado violar a una camarera, cosa que entre esta gentuza acostumbrada a obtener siempre lo que quiere no llama la atención en demasía.

Estoy asombrado porque resulta que este personaje, por más datos multimillonario y Director Gerente del Fondo Monetario Internacional, era la baza del Partido Socialista Francés para desbancar a Sarkozy en las próximas elecciones presidenciales galas.

¿Estamos todos locos? ¿Con qué cara puede un partido llamado socialista proponer como líder a un individuo que marca la política económica más reaccionaria del planeta, y que mientras obliga a los países en desarrollo a apretarse el cinturón hasta que ya no quedan agujeros, él se aloja en un hotel de a 3.000 dólares la noche? Y luego nos quejamos de la desafección de la gente por la política.

Yo, en esta tesitura, me quedo con Sarkozy, porque si este es el futuro del socialismo, yo me bajo en la próxima.

lunes, 18 de abril de 2011

Otra vez el execrable traidorzuelo.

No os hacéis idea el asco que me da sacar a este infame personaje en mi blog. Ya lo hice una vez y ahora, por un motivo similar, vuelvo a hacerlo. El expresidente Aznar, ha vuelto a hacer gala de su faceta de vil traidor para desprestigiar a España en el extranjero, poniendo en duda que podamos hacer frente a la deuda del Estado. Él sabe que eso es mentira, pero le da igual. No le importan los sacrificios que está haciendo el pueblo español para garantizar esos pagos. Él miente para hacernos daño a todos, creyendo así que entonces su encanijada figura se agigantará.
José María Aznar es un personaje amortizado para la política española. Él lo sabe, y por eso no le importa mentir para tratar de hacernos daño, tal y como ya mintió con las armas de destrucción masiva de Sadam Hussein, y con la autoría del atentado en los trenes de Madrid, que él provocó metiéndonos en la guerra de Irak, y que se empeñó en asegurar que era ETA cuando fue Al Qaeda (no olvidemos que él llamó personalmente a los directores de los periódicos para que difundieran esa mentira).
Pero no sólo eso, el vil traidor además se complace en pisotear los principios fundamentales en los que se basa el mundo civilizado y occidental, defiendo a un tirano que masacra a su pueblo de manera inmisericorde. Seguro que él se siente cómodo entre Gadafis y otra escoria similar (Dios los cría…).
Afortunadamente, todo esto lo ha dicho en un inglés ridículo e incomprensible, en la misma línea del que chapurreaba Franco en esos NoDos tan divertidos (de casta le viene al galgo).
Pero esto no le puede seguir saliendo gratis. Actuemos: todos aquellos que sean clientes de ENDESA (yo ya me borré), de donde este miserable cobra un buen sueldo por ser “consejero”, que se den de baja ya.

jueves, 17 de marzo de 2011

La manzana envenenada (o ladrones sin fronteras).

El primer ordenador que me compré fue un Mac. Durante los meses siguientes pude comprobar cómo el sistema operativo cambiaba con la rapidez del rayo y, prácticamente cada año, había que comprar uno nuevo, todos con nombres de felinos (seguramente porque siempre se quedan con algo entre las uñas). Se me colgaba igual o más que un PC, los programas que más utilizaba (ideados para Windows) estaban en un versión superada hacía años en ese entorno, se me rompió la placa base del ordenador a las primeras de cambio, había programas (incluso de Apple) que iban más lentos que en un PC… En fin, que desde esa mala experiencia siempre me he posicionado, como el niño del cuento de “el traje nuevo del emperador”, en contra de las manzanitas, especialmente si vienen ya mordidas de fábrica.

Ahora, El País publica una noticia en la que desvela que Apple factura todas las compras que se realizan en España de sus “magníficos” gadgets (como el tablet sin puerto USB, el teléfono que se queda sin cobertura si te lo pegas “demasiado” a la oreja…) en ese paraíso fiscal arruinado que es Irlanda, con lo cual, de los más de 100 millones de euros que tendría que cotizar en España por sus 1.400 millones en ventas y 400 millones de beneficios, apenas deja aquí dos.

Por supuesto que los adalides del liberalismo radical (los gilipollas de toda la vida, para entendernos) aplauden la estrategia de Apple, pero cualquier persona de bien, se da cuenta de que esto es un fraude de ley de libro y no debería permitirlo ningún gobierno de un país no bananero, como nos gusta pensar que es España. Apple se está lucrando con el mercado español y, sin embargo, no deja aquí ni un dos por ciento de lo que debería. Una empresa española que quisiera competir con Apple, de entrada partiría con una desventaja económica e impositiva considerable. ¿Es esto libre competencia?

En un momento en que se han hecho recortes sociales considerables para sanear las cuentas públicas de España, son inadmisibles ejercicios de ingeniería fiscal (otros dirían de fraude fiscal) como éste, que seguro que no es el único.

Esto sí que es un escándalo.

lunes, 7 de marzo de 2011

Infantiles.

El gobierno ha puesto encima de la mesa una serie de medidas de urgencia para controlar el gasto energético, y la que ha provocado más enfado y debate es la de rebajar el límite de velocidad en autovías a 110 km/h.
La acritud que ha despertado tal medida entre los comentaristas políticos, ha hecho que se vierta más tinta sobre esta cuestión que sobre el problema de fondo que lo provoca o, al menos, que lo acentúa, la guerra civil en Libia.
Una medida tan insignificante, que apenas afecta a nadie de manera grave y continuada, se convierte en titular de periódicos, radios y televisiones y, por ello, se traslada a la ciudadanía como un enorme problema que se cierne sobre sus cabezas de manera más terrible que el paro o la pérdida de derechos laborales.
A mí me parece que lo único que se puede decir es que vivimos en un país de infantiles, de niñatos malcriados que se enfadan cuando papá les quita el coche el fin de semana o cuando no les permite llegar a casa después de las 12. Yo todavía no he salido a la carretera desde la aprobación de la medida, y cuando lo haga, en recorrer los 500 km que separan mi casa de mi principal destino fuera de ella, tardaré apenas 20 minutos más que antes sobre un total de unas 5 horas de viaje (porque no todo el trayecto se hace por autovía). ¿Y esto es para tanto? ¿No es más importante la justificación del presunto déficit tarifario de unas compañías eléctricas que pagan sueldos millonarios a sus directivos y reparten jugosos dividendos entre sus accionistas? Pues eso, ¡INFANTILES!

jueves, 10 de febrero de 2011

La Sexta se pasa al PP.

En sus inicios, la Sexta tomó partido por las ideas progresistas. Sus programas de humor, sus informativos, sus comentaristas, marcaron una línea propia e identificable. Por un lado alejada de los rancios tics de la tradicional ideología reaccionaria de la derecha española, y por otro cargados de una ironía que les separaba también de otros medios cercanos ideológicamente.

Pero las cosas parece que han cambiado. Tengo que reconocer que esto no se nota aún en su programación. Ayer mismo estuve delante del televisor desde el informativo de la noche hasta el programa de Buenafuente, pasando por el Intermedio de Wyoming y los dos capítulos del Mentalista. Ni una señal de este indudable cambio de acera. Supongo que se irá haciendo patente según se vayan acercando las elecciones. Podremos entonces ir identificando signos evidentes del acuerdo alcanzado entre la dirección de la Sexta y la cúpula del PP para compartir recursos, y por tanto complicidades.

Hasta el momento, esta alianza (popular, claro) se ha concretado en la cesión al PP por la cadena que preside Emilio Aragón de los guionistas de Wyoming y Buenafuente para así aliñar de ingenio el triste discurso pepero. No es posible explicar de otro modo la frase de la Concejal(a) de Medio Ambiente (¿!!?) del Ayuntamiento de Madrid, la ilustre Ana Botella de Aznar. Tamaña pavisosa no ha podido componer solita la frase con la que ningunea la importancia de la contaminación que azota la capital de España, diciendo que lo que realmente asfixia a los madrileños es el paro.

En línea con esto, me he enterado de que el PP va a utilizar un nuevo eslogan publicitario para los próximos compromisos electorales. Será de este estilo: “no tenemos propuestas, incluso llegamos a ser incompetentes, pero tenemos una gracia…”.

sábado, 15 de enero de 2011

Otra vez Aznar.

Esa mirada aviesa...
Si José María Aznar hubiera sido actor, habría sido uno de esos actores de carácter especializados en un papel concreto. Nadie se imaginaría a Ernest Borgnine haciendo de galán, a Karl Malden de hombrecillo pusilánime o a Gracita Morales de Reina de Inglaterra. Yo siempre he visto a Aznar con el perfecto físico, la apariencia exacta del traidor de película de serie B. No un espía, un quintacolumnista o un agente secreto, sino aquel personaje execrable que, presuntamente amigo de toda la vida del protagonista y depositario de su total confianza, vive sin embargo preso de una envidia y un rencor ancestrales hacia él, reduciéndose su papel a la búsqueda de un momento de debilidad para entregarle al enemigo.

El espectador llega a dudar si el actor encasillado en un mismo personaje termina por parecerse a éste, o si se da el proceso inverso, esto es, que determinados actores con una personalidad específica son escogidos para que la representen sobre las tablas. Johnny Weissmüller terminó sus días en el psiquiátrico gritando como Tarzán. No sé si Agustín González iba gesticulando y dando gritos por la calle cuando fue descubierto por algún director con un “papel de Agustín González” disponible.

Tampoco sé cuál es el caso de Aznar, si ha sido siempre un traidorzuelo a los intereses de España o ha sido el ejercicio de este papel autoimpuesto lo que ha acabado por identificarle con él y, así, aprovechar cualquier micrófono y cualquier foro para hablar mal de España, que no de su Gobierno, poniendo a los pies de los caballos los intereses de la Nación entera.

miércoles, 12 de enero de 2011

¿Quién es María Luisa Cava de Llano y Carrió?


Una vieja luchadora por las libertades.
 Asómbrense, es la Defensora del Pueblo en funciones tras la marcha de Enrique Múgica. El curriculum que presenta para hacerse merecedora de tal cargo es impresionante: irrumpe en política en Alianza Popular, pasa al PP, donde la nombran subsecretaria (ni siquiera secretaria) del partido en las Islas Baleares. A partir de ahí, y de 1993 a 2000, diputada en Cortes (¿alguien ha visto alguna vez su cara en la tribuna del Parlamento? Yo no.). Su lucha por las libertades cívicas es desconocida. Vamos, inexistente.

Pero ahora se ha destapado como adalid de los débiles ante los fuertes. Esta señora no ha tenido reparos en decir que quiere una ley del tabaco que "concilie intereses" y que "no perjudique a nadie" porque, a su juicio, "la gente ya está harta de prohibiciones y necesita libertad de movimiento para discernir entre lo que molesta o no a los demás".

De esta flor sólo puede sacarse una cosa en claro: Doña Marisa (o su señor esposo) fuma.

“Una ley que no perjudique a nadie”. A los no fumadores la única ley que no nos perjudica, visto lo sucedido con la anterior, es una ley que obligue a los fumadores a que nos respeten, ya que nunca jamás lo han hecho voluntariamente (¿alguien ha visto a algún fumador en un bar preguntar si molesta a alguien su insalubre vicio?).

“La gente está harta de prohibiciones”. ¿De repente y cuando se aprueba una ley que defiende a la mayoría de la población (70% de españoles que no fuma) frente a los adictos a la nicotina? Su partido de toda la vida, Alianza Popular, abogaba hasta por la prohibición del divorcio (y no digamos del Partido Comunista), señora mía.

“Necesita libertad de movimiento para discernir entre los que molesta o no a los demás”. Pues muy bien, como según su teoría es cada individuo quien tiene que decidir lo que molesta o no a los demás, comprenderá usted que yo tenga la libertad de movimiento necesaria para decidir que llamarle incompetente e ignorante no tenga porqué causarle la más mínima de las molestias.

domingo, 9 de enero de 2011

Nicotina, alquitrán y Francisco Álvarez Cascos.

Pues que haya suerte!!
Dos estupendas noticias para abrir el año (ya era hora): la abolición de la obligación de fumar para quienes no deseamos hacerlo en lugares públicos, y la escisión (aun a pequeña escala) de la derecha más extrema del PP.

Con respecto a la primera, no encuentro manera de expresar mi agradecimiento a quienes lo han hecho posible. Ahora sólo queda exigir a los poderes públicos competentes su cumplimiento (que parece está siendo generalizado) y la sanción ejemplarizante para esos pocos hosteleros que han decidido que su particular antojo está por encima de lo establecido por la voluntad general de la nación expresada a través del Parlamento, en una ley aprobada con el consenso general de todas las fuerzas políticas.

La segunda noticia no es tan importante para el día a día del ciudadano medio, pero su alcance político puede ser enorme. La refundación de la antigua Alianza Popular en el Partido Popular supuso la inclusión en él (no la desaparición como creyeron algunos) de los grupúsculos tanto políticos como sociológicos, de la más rancia extrema derecha franquista de este país. Fuerza Nueva desapareció del mapa político español, y su electorado pasó a engrosar sin solución de continuidad las filas del PP. Esto, que en su momento suscitó el aplauso general, dio lugar a lo que sucede siempre en estos casos: los extremistas acabaron por hacerse con las riendas de la organización que parasitaron. En el PP había sucedido ya con esa “derecha sin complejos” que gobernó España hasta el 2004, y cuyo adalid era, precisamente, el ínclito Álvarez Cascos.

Esta derecha entre la derecha, jaleada por el mismísimo José María Aznar, su líder natural, no puede consentir el verse relegada a la cuarta fila que le corresponde si es que el PP quiere presentarse, como es exigido para ganar las elecciones generales, como un partido centrado. Muchos habían amagado antes, incluida la propia “lideresa”, pero ha tenido que ser el “Macho Cascos”, quien haya tomado la iniciativa de lo que puede ser la aparición de un “tea party” a la española (vista la bronca personalidad de su líder asturiano, un “cazalla party”).

Buena noticia, insisto. No ya por el perjuicio electoral que esa división supondría para el conjunto de la derecha, sino porque siempre es bueno aclarar posiciones, saber qué tipo de derecha nos quiere gobernar, y si es acaso esa que ha estado lamiéndose las heridas en su oscura caverna desde la desaparición de su añorado caudillo.